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El 8 de marzo es una fecha para celebrar los logros y avances de las mujeres alrededor del mundo, pero es también un día para recordar que la igualdad de género sigue siendo una promesa pendiente para la mitad de la población.
Desde las sufragistas del siglo pasado hasta las jóvenes que hoy promueven movimientos climáticos, desde las lideresas políticas que toman decisiones nacionales hasta aquellas que hacen andar sus hogares, las mujeres han transformado el mundo y hoy lo siguen haciendo.
Costa Rica, país reconocido internacionalmente por su liderazgo en la defensa de la paz, la democracia y los derechos humanos, se ha destacado por avances importantes, tal y como la promulgación de la Ley de Penalización de la Violencia contra las Mujeres y la Ley para la Promoción de la Igualdad Social de la Mujer. Además, Costa Rica fue uno de los primeros países en América Latina en impulsar la paridad de género en cargos de elección popular, permitiendo una mayor representación femenina en el Poder Legislativo, Gobiernos locales y en el Ejecutivo.
A pesar de todos los esfuerzos de las instituciones costarricenses en promover el avance de los derechos de todas las mujeres, los rezagos y la violencia persisten. Persisten también las brechas económicas y el acceso desigual a salud y empleo, agravado en zonas rurales y comunidades indígenas. La violencia política, que amenaza a lideresas y candidatas a puestos políticos, socava la democracia.
Esta situación no es un fenómeno exclusivo de Costa Rica. A nivel mundial, se estima que cada 10 minutos, una mujer es asesinada por alguien de su propia familia. Si las cosas siguen como hasta ahora, una niña nacida hoy tendrá 39 años antes de que las mujeres ocupen el mismo número de escaños en el Parlamento que los hombres. La brecha de género en la participación en la fuerza laboral permanece estancada desde hace 20 años.
Cada mujer que se queda atrás es un fracaso colectivo y son las respuestas colectivas, dialogadas y consensuadas, las que tienen más impacto y sostenibilidad. Aquí, como alrededor el mundo, solo
tendremos resultados si logramos unión entre los Poderes de la República, la sociedad civil, el sector privado, la academia, las comunidades y las familias.
Fortalecemos los sistemas institucionales y judiciales para prevenir las violencias y proteger a las mujeres ante sus manifestaciones, asegurando que los agresores asuman las consecuencias de sus acciones. Abordemos las causas profundas de la violencia y avancemos con más y mejor educación con un enfoque que promueva la igualdad de género para desmontar estereotipos y roles tradicionales desde la niñez. Apoyemos con más fuerza la paridad en espacios de poder y luchemos para que las mujeres puedan acceder a puestos de elección popular sin tener que sufrir de la agobiante violencia política. Reducimos brechas salariales, asegurando espacios de trabajo seguros y promover liderazgo de las mujeres. Enfrentamos los discursos de odio en medios y paramos la reproducción de estereotipos nocivos de género. Construyamos una nueva alianza con los hombres y jóvenes para que sean aliados activos en el trabajo, en el hogar, en las calles. Rompamos las tradiciones, sesgos y comportamientos que los atan al machismo.
La igualdad de género es un derecho humano fundamental que reafirma que todas las personas son equivalentes y tienen los mismos derechos ante la ley. Las mujeres y las niñas representan la mitad de la población mundial y también, por tanto, la mitad de su potencial. El empoderamiento de las mujeres y las niñas es fundamental para lograr sociedades pacíficas con pleno potencial humano, impulsar el crecimiento económico y promover el desarrollo social.
Hace tres décadas, en 1995, la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer reunió en Beijing, China, a representantes de 189 países y a más de 30.000 activistas. De este hito histórico surgió la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, que hoy todavía se erige como el marco político de referencia para avanzar hacia la igualdad de género a nivel global.  Este año el mundo se reúne nuevamente para Beijin+30, una gran oportunidad para que los países reafirmen su compromiso con la igualdad de género.
Con este objetivo Costa Rica ha conducido un proceso exhaustivo y colaborativo de revisión detallada de políticas, programas y acciones gubernamentales. El país ha producido un informe que detalla los logros alcanzados, así como los desafíos que persisten, con el objetivo de diseñar planes y estrategias que impulsen nuevas iniciativas para abordarlos de manera efectiva.
Hacia esa ruta, reafirmamos hoy nuestro compromiso de apoyar al país en sus grandes desafíos. Costa Rica puede seguir siendo un referente mundial de la igualdad de género, un país donde todas las niñas y mujeres viven con dignidad y sin ningún tipo de amenazas. Ese futuro es posible. Hoy, alzamos la voz por las que ya no están, pero también por las que vendrán.
Juntas y juntos, construyamos puentes, actuemos ya.

Source
Agencia

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